"Por sus Culos las conoceréis, dice La Lógica" - Gerineldo Fuencisla

 Realmente, valiosas sugerencias me han ofrecido a lo largo de mis innumerables intercambios de "libro por paja mental" (danzaban las escritoras con mini falda y sin bragas entre las páginas de sus libros), en la comedia de mi masturbación caliqueña, buscando ese lunar bajo el monte de Venus que desmintieradefinitivamente la fealdad del sexo femenino.
 Ellas me veían, lo sé, lamiendo mi propio cipote, proporcionando un lugar, por eso, dentro de sus letras, de amores y desventuras como la vida misma. A veces, ellas eran, para mí, la israelita Jael dando muerte al general cananeo Sísara, y yo,eyaculante, veía mis sémenes cayendo en el olvido, mientras su copay su copa menstrual en sangre regenerativa y nutritiva abonandonaba la historia del Antiguo y Nuevo Testamento.
 Cuando era colegial en el Seminario, como en un ejercicio pajillero estudiantil, soñaba las faldas con vuelo y su tabú menstrual, y me disolvía en el vino del cáliz con agua del cura a rebosar, consiguiendo revivir mi capullo místico y meditabundo (meditabundio, me decía a mí mismo) ; además de recordar a aquel estudiante de Seminario, Espinosa Medrano, que escribiera "El amar su propia muerte", que para mí significaba "El amar mi propio pijo".
 Cuando el cura mojaba la hostia en vino, un ángel salido de una comedia española me decía : "Agua y vino donde las compresas de tela han estado en remojo", haciendo que la mascarilla de mis deseos de la noche del sentido aclarase mi conciencia que no olía a nada, como las hostias de milano.
 Estas autoras me han llenado de originalidad. He olido sus compresas de celulosa o tampones. Con arcilla verde y agua menstrual he aliñado el Verbo que utilizan desde perspectivas muy distintas. La construcción de esta originalidad se ha basado en la valorización de su sangre menstrual, que trasciende los límites reprendidos por la Inquisición y la falsa religión que mejor le va a uno a su piel y su problema.
 Desde el complejo vaivén del flujo menstrual se abarcan los más amplios alcances universalistas, articul-ando el canon culter-ano en la dis-puta del sofisticado discurso crítico no exento de nutrientes referidos a la condición marginal del menstruo a explorar.
 Aquí el enfoque y el reclamo de mis famosas autoras, que adoptan desde el trasero una perspectiva teleológica, para mí condición sin igual de una literatura propia y diferenciada, sabedor con Plinio el Viejo que la mujer menstruosa puede cambiar el vino en vinagre, romper los espejos, estropear el hierro y el cuero, nublar los cielos, volver estériles los campos, hacer caer las frutas de los árboles, matar las abejas, abortar los animales, volver a Dios y al Hombre locos, tontos del culo. El Edén no era más que una Vagina.
 A mí, la proximidad de estas reglantes, que tienen Regla, al leerlas, me hizo hacer con sus páginas y mis corridas buñuelos y rosquillas, poniéndome rabioso por no haber podido lamer su sangre, además de producir en mi culo "mal de ojo", por meterme el dedo como si fura el de ellas, al estilo de Gracián o Luis de Góngora, como vemos eneste valioso intento de recordar autoras, mis autoras :

 Angela Davis : " Los complejos carcelarios como industria" ; Kathy Acker : "Minina afiebrada" ; Janet Bieh- & Peter Staudenmaier : "Eco fascismo : Lecciones con experiencias alemanas" ; Jennifer Harbury : "Puente Coraje : Historias vividas entre compañeros y compañeras guatemaltenses" ; Valerie Solanas :"ScumManifesto" ; Bertha Boxcar : "Hermana callejera : Autobiografía" ; Ingrid Strobl :"Partisanas : Mujeres y Resistencia armada al fascismo 1936-45" ; Roberta Allen : "La Hija" ; Romy Ashby : ¡La Mujer de labio partido" ; BarbaraBarg : "El origen de las especies" ; Shannon Bell : "Puto Carnaval" ; Leopoldina Fortunati : "Arcano de Reproducción : Trabajo en casa, Prostitución, Empleo y Capital" ; Catherine Millot : "Sexo Asnífluo : Ensayo sobre Transexualidad" ; Ann Rover : "Si fueras una Chica", Nina Zivancek : "Dentro y Fuera de Bizancio" ; y muchas más.

 Lo que más llama la atención no es su localismo sino su universalismo que alcanza una historia menstrual ágil e ingeniosamente nueva que nos compone y descompone, como ese pelo del pubis de una mujer en Regla mezclado con su sangre menstrual, que si se deja en el bello estercolero de la Lengua, al cabo de un año se convertirá en serpiente mucho más bella y hermosa que la de El Paraíso Perdido, de John Milton.