La muerte se enseñorea de las plazas de toros. La sangre vertida por la espada y la puntilla del doble estigma social nazi y sacrofacha en cuerpos paseados por ser republicanos de la mano de su muerte bajo palio, se van rodando,hoy día, por la puerta grande de toreros malditos, pésimos matarifes y malvados, que se salen con la suya, por cuyos pecados los toros y sus vaquillas de las ganaderías padecen ya muchos años, toreo, embuste y quite de la vida.
Mira que el sufrimiento antes de la muerte está público y manifiesto en todas las plazas y en surespetable el ansia de matar. Lo hemos visto en todo el reino. Mira cuántas mujeres se deshonran a sí mismas tirando a los toreros el sujetador y sus bragas. Los hombres que han heredado el ansia de matar, y los cuernos, se encarnizan contra los anti taurinos que se tiran al ruedo del Coliseo Balear, o en Las Ventas, en Pamplona, Sevilla, Mérida, Burgos, Palma de Mallorca, Madrid, Marbella.
Las plazas y los ruedos tienen títulos ilícitos de muerte y arte de matar, Qué ansia de despedazar hemos visto en los toreros y sus cuadrillas, sus monosabios, y toda la comparsa general, contra el que salta al ruedo gritando un "No a la tortura animal", un "Stop a la tortura" viendo, por ejemplo, el linchamiento y las patada a volapié contra ese Gladiador por la Paz, para regocijo general del respetable, de donde surgió en ciertos puntos de las localidades alguna que otra voz gritando " Matadle".
Son varios los testigos que afirman que fue atacado de oficio, ya que el rencor y la muerte son buenos amigos del arte de torear, porque capear por sus fueros son sus buenas razones, lo mismo que pertenecer a una cofradía del torear su propia muerte.