Al alacrán nuevo y viejo y su aguijón
Qué poco ha cambiado todo.
Los santos de ayer son hoy curas y beatos pedófilos
Que con los niños juegan mucho.
Las monjas de ayer son hoy lesbianas
Que dan besos y abrazos
A sus hijos adoptados.
Los viejos militares se tienen que cortar la lengua
Y servírsela entre dos platos
A los jóvenes alféreces bisexuales.
El niño o la niña a sus padres se lo cuentan :
El niño : Papa, mama : ¡soy niña¡
La Niña : Mama, papa : ¡soy niño¡
El Estado y sus gobiernos
Los nuevos y los viejos, solo saben castigar.
El criminal y violador de ayer
Se refleja en las aguas turbias de los ríos de hoy.
El Sacamantecas de ayer
Le saca la lengua al exhibicionista de hoy
Que se encuentra a las puertas de las escuelas de los niños
O en la estación del metro.
De los palos donde la Inquisición, ayer
Quemaba a las brujas, a los agnósticos y ateos
Los nuevos inquisidores hacen palillos
Para los dientes de los poderosos.
Los demonios de siempre están en la cruz de los caminos
Esperando a que lleguen los ilusos
Que se estrellan con su coche
Para, en volandas, subirles al cielo.
Ayer como hoy, están los mismos locos que nos gobiernan
Y echan cera al pueblo sumiso y sometido :
Vuelve la eterna represión
Las mismas leyes y su terror.
De la I guerra Mundial y II Guerra mundial
Los Señores de la guerra de Cruzadas
Los bandoleros del petróleo y el poder
Los mismos criminales de ayer y de hoy
Han hecho pasteles para que los árabes de hoy
Se les repartan, cojan su caja mortuoria
Y, como inmigrantes, la besen.
Ayer fueron esclavos que viajaron encadenados
Desde el Viejo Continente
Al nuevo de las Américas.