hewhoconquerstheenemybydeceptionispraised as much as he whoconquersthembyforce. —  NiccolòMachiavelli, DiscoursesonLivy

Quien conquista al enemigo mediante el engaño es tan alabado como quien lo hace por la fuerza.- Nicolás Maquiavelo, Discursos sobre Livio (Tito Livio)

Hoy asistimos a unas jornadas gastronómicas del Rabo de Toro. De primero, tomaremos una sopa de Rabo de Toro ; de segundo, Rabo de Toro, propiamente guisado. De postre, pastelillos variados servidos entre pelos de rabos de toros fritos al caramelo.

Estamos contentos porque nos vamos a poner como Burras. Máxime, cuando sabemos que estos Rabos de Toro provienen de la primera a la última corrida de la Plaza de Las Ventas, en Madrid, cuyo ganado tuvo más de un elogio ; que no así los toreros, que destacaron, en su mayoría, por su taleguilla ; embrujo para las querindongas de los señores del puro, y las manolas del espectáculo.

Confieso que hemos quedado enteramente satisfechos por la buena cocina y los caldos de La Ribera del Duero.

No nos ha gustado, en la Casa de Comidas, el porte de alguno de los toreros que se han vanagloriado de atravesar al toro por la tripa ; de hacerles sangrar con las banderillas puestas en los lomos. Y el picador, ay, ese picador, que la mayoría de ellos tienen cara de Rebuzno, talla de sepultureros, que tienen la gloria de enseñarles a los toreros el camino de la brutal, criminal y sangrante muerte del toro ; ¡qué panzones¡ ¡Cómo se han puesto¡

Las señoritas que les acompañan a la mesa, les alaban el mérito de ese su toreo, aunque piensan más en sus partes, pues se las ve felices, besándoles y llevando su mano a sus escrotos por debajo de la mesa, sin distinguir si es el izquierdo o el derecho. Ellos riendo, como ríen los toreros.

El precio ha sido un poco alto, pero ha valido la pena ; pues el Rabo de Toro es alabado y consagrado por los Asnos de mi Tierra ; Asnos por excelencia, esencia, presencia y potencia sin iguales en la maldad y la rapiña.

A un joven, que había venido con su padre, le hemos escuchado decir :

-Padre, yo preferiría ver los toros toreados por enanos y el Bombero Torero, sin valerse de capeas rastreras, ni retóricos banderillazos ni muletazos de muerte, que a la misma humanidad adulteran, como usted me cuenta que se hacía cuando los enanos, mejor que nadie, mataban los toros a besos. Que el crimen grita gravemente en toda arena, en todo redondel. Y me duele.