Un ratónoficinista de ciudad y otro paleto de campo, campesino, que llevaban dibujada una estrella roja de cinco puntas en su oreja izquierda, se vinieron a la “capi” a hartarse de buena prensa y comunicaciones ; lo hicieron así en la Biblioteca de la Casa de Asturias, donde, en un tiempo, un príncipe fue condecorado con el garbanzo de oro y, estando ambos devorando las letras de los principales periódicos y levantando lavista a la tele de vez en cuando, entró un gato, que llevaba un lazo azul en el que se leía : “Soy católico, apostólico y romano”.
Los ratones, sabiendo que el gato no se andaba con chiquitas, no tardaron en sentir el peligro. El gato nacional católico, como sabía muy bien de qué pie cojeaban los ratones, pues había aprendido en Cátedras de Cruzada, se lanzó al ratón oficinista, haciéndole un rasguño en elojo y fue menester ponerle un parche negro, obligado, con una calavera de pirata en rojo dibujada, que el gato llevaba. Después, el gato se fue dellocal arropado por perros que le acompañaban, volviéndose a ellos, advirtiéndoles :
- Espero que salgáis escarmentados. Pues esta no será la primera vez ni la última ; que no ha terminado la Cruzada.