El sonado caso de la joven cubana ADDISBEL PUPO NUÑEZ, brutalmente golpeada en la Capital de Quintana Roo, Chetumal, por parte de un joven desquiciado que casi la mató y la dejó con secuelas terribles, con peligro de morir, sólo es una muestra de la brutalidad que se ejerce contra las féminas.
Es vergonzoso que en pleno siglo XXI se vulneren los derechos de las mujeres y se traduzca en total impunidad, porque el delincuente salió de la cárcel municipal por *alterar el orden público* con una multa de 1900 pesos mexicanos, como 100 dólares USD.
Me hizo reflexionar en cuál es el valor de la vida humana. Mujeres que son abusadas a diario por sus parejas, amantes, hermanos y padres por ser *inferiores*, según dicen, aunque a los ojos de Dios somos iguales, nadie es más ni es menos. Eso de las razas es invento nuestro, todos necesitamos comer y todos moriremos, eso nos iguala, seamos hombres o mujeres.
Pero esto sólo es la punta del iceberg :
La prostitución de jovencitas, el desmoronamiento de los valores morales, la misoginia al tope que se vive en nuestro amado México con feminicidios diarios, y los salvajes intentos como el sucedido en el caso de la joven cubana, son muestra de una barbarie de la época de las cavernas que nos debe llevar a pensar en que la sociedad está al borde del colapso, envuelta en una hipócrita tela de apariencias.
A la mujer se le sobaja, minimiza, ridiculiza, y se les considera inferiores como si no tuviesen valor alguno, cuando son ellas las que han levantado a la sociedad.
Además de darnos la vida, las mujeres tienen una capacidad innata donde aprovechan su cerebro con toda la fuerza.
Marie Curie fue premio Nobel de química en 1903, Sor Juana Inés de la cruz, la más grande poetisa mexicana, y todas las heroínas que a diario mantienen esta sociedad funcionando, ante la indolencia de muchos hombres que solamente sirven para dar lata. Es extraño conocer de alguna mujer que sea una mantenida, pero cuantos hombres, que se dicen ser muy machos, viven a expensas de otros como viles parásitos.
Es hora de abandonar esa misoginia tanto desde los hombres como desde las mismas mujeres que muchas veces se dejan menospreciar y menosprecian a las demás mujeres, poniendo al hombre en un altar, criando a sus varones como si fueran reyes de la creación con un machismo horrible.
Demos el valor a cada vida humana, y apreciemos a hombres y mujeres por igual.