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Article publié le 15 mai 2022. oOo ---Platicando con el Obrero de la Iglesia Presbiteriana la Santísima Trinidad de Dziuché —dijo mi hijo Chusín--- descubrimos la necesidad de realizar allá, una campaña evangelística. —¿Con qué predicador ?--- pregunté. ---El Obrero será el que va a organizarla y yo voy a ser el Predicador y Evangelista. ---¿Es céntrica la Iglesia ? ---Se encuentra ubicada en las orillas de la carretera a Mérida, y antes de que me preguntes, es la última población de Quintana Roo y está a doscientos dieciocho kilómetros de Chetumal. Sólo se puede ir en camión de segunda o en coche. ---¿Y para cuando ? ---El lunes dentro de quince días iré para allá a preparar los consejeros y el grupo de discipulado, más lo que haga falta. La campaña va a ser viernes, sábado y domingo a partir de la siete y media de la noche, hora en que el hermano Diego empezará a proyectar dos películas cristianas con enfoque evangelístico y luego será la predicación con el apoyo musical, si ustedes aceptan, de mi mamá cantando y tú acompañándola con la guitarra, como siempre lo hacen. Chanita se levantó de la mesa y se acercó a Chusín abrazándolo. ----Lo menos que podemos hacer en esta manifestación evangelizadora – dijo —puesta por Dios en nuestros corazones, es apoyándote en todo lo que podamos hacer. Cuenta con nuestra participación como cantantes, bueno, yo cantando y tu papá acompañándome magistralmente con la guitarra. ---Sumándome a lo que dice tu mamá---intervine--- te prometo que ahí estaremos en Dziuché contigo, aunque tengamos que viajar en un autobús pollero de Caribe. Y mi promesa se cumplió tal como dije, porque nuestro fabuloso Datsun se echó, de pronto, y el mecánico, no pudo dejarlo listo para la fecha acordada. En la mañana del viernes le pedí a Chanita que preparara muda para tres días y le conté lo del coche. ---¿No va a estar listo el Datsun ? ---No mi amor. Iremos a Dziuché en autobús y también con Chusín en el regreso. Al mediodía abordamos nuestra nave con una maletita y la guitarra. El viaje tuvo de todo y pasamos por todos los poblados de la ruta, provocando con esto que llegáramos a nuestro destino pardeando la tarde. En cuanto se estacionó el vehículo, por la ventanilla ví a Chusín, quien no nos esperaba llegar en esa guajolotera, pero estaba haciendo guardia. ---¡Chusin, Chusín ! –grité y me escuchó, acercándose. —¿Se quedaron tirados en el camino ? –dijo. –Espero que no haya sido por accidente. ---No pudimos—dije—por eso viajamos en este camión desde Chetumal, porque el Datsun sigue en el taller. —Ya me estaba preocupando al ver que no llegaban, pues calculando que iban a salir a las doce estarían aquí a las tres, a más tardar a las cuatro. Ya se darán idea de cómo estaba yo al ver que no arribaban. ---Pero gracias a Dios aquí estamos Chusín para apoyarte. Fuimos al cuarto que nos asignaron cruzando la calle y pudimos bañarnos y regresar a tiempo para el evento. Llegamos a la puerta del templo y al entrar a la nave, sentí un campo de energía que me dio la seguridad de que todo estaba bajo el control de Dios y mis nervios se asentaron. |
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