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Article publié le 28 juillet 2009. oOo A mi maestro Oscar del Barco
Tengo para mí que soy yo mismo la sombra que me guía y que se adensa tras de mis ciegos pasos. Seguro estoy de que soy aquel rapaz dueño del daimón que promueve destinos que derivan en la espectralidad de la intemperie- y que sueña el reposo y sin posada, se corona a sí mismo con espinas- mirtos, alas de colibríes, piel de culebras- en el vacio sótano de un castillo parlante. Y tengo para mí la sombra del suicidio, la ajusticiada sombra de la lumbre el danzarín desesperado - el bufón hecho tea- todo lo tengo para mí, pues yo soy ese y el otro, el otro que me espera, que no termina de nacer, el moribundo - el nonato que finge estar aquí- y ser el sueño de una pobre mujer en pueblo oscuro. Ese soy y para mí lo tengo : lo tengo escrito en lápidas de pórfido, en lenguas nunca habladas, sobre salobres mares desecados y soy el asesino y el amante, el ladrón y el que dona sin esperar ya nada- Soy el desesperado que desea no desear ya más que la desidia el odiador del verbo y de la música- de los paisajes que remedan espejos lanzados como sombras al abismo de un corazón ya muerto : soy el amanecido y el que ignora los ciegos soles de toda aurora ausente. Soy Villon y soy Poe y soy una elegía interminable que susurra los nombres nunca dichos y que caen con ellos taciturno al fondo del averno. Ay, y tengo para mí que soy yo mismo Lucifer y Gabriel en duelo extraño. Así afirmo que tengo para mí que las doloras de Vallejo fueron escritas por mis lágrimas y que debo quedarme aquí me quedo, solo, temblando, como un ave sin nido en seca rama. Soy el lascivo y el asceta que se desangra a solas sin hermanos o respuestas que me confirmen en aserto - digo que tengo para mí que soy yo mismo- y el otro- el otro- el otro Oscar que sabe lo que calla y llora a solas- a solas canta y el desierto mundo que se acrece aquí como un buque fantasma en las tinieblas sigue su rumbo sin otro puerto que vigilia eterna : este soy yo que para mí lo tengo. Ave de un paraíso extraño, veneno de una cobra en celo que paraliza y mata, yo soy esto. Y aquí me quedo. Ya sin lugar ni mundo pues los dejo a la sombra que jamás da conmigo en el cuadrante y al otro, al otro Oscar, al que yo espero muriéndome de frío en el averno : que extraña certidumbre ésta que tengo y pues paro ahora mismo el tener para mí que yo soy este - y el otro - y los otros y los otoños lánguidos, o las ciudades despobladas y un lejano recuerdo que me habita : un abra y un caballo a solas y el daimón invisible que extravía a las almas más sencillas y nobles la porfía y la lucha contra el viento tengo yo para mí que ahí nacieron.}} |
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