Esas casas — las cortinas — te acarician cuando subes — calle de piedra — umbrales de cimiento gris — “¿Qué estas esperando, tío ?” No sé — veo la mar — Mescal con un puñal de esparagos — su perro negro y blanco — y la escopeta al hombro de Matorral — perdiz sin cabeza — como siempre — ya les he dicho de no usar estas municiones — son de la guerra — debajo de cien manos de cal, la sangre de mis padres — salpicó — “ ¿Qué estas esperando, tío ?” — levanto la bota — chorrito rojo y cielo azul — no ven nada — no tienen ojos — lo hacen todo con el cerebro — “Mañana, mejor,” dice Mescal — y Matorral explica : “¡Mañana más !” — “No se lo cree, dice Mescal — este tipo no cree a nadie — ¡maldita pared !” — y entran — la leña tiene olor a tierra — ¡Mira ! — se consume lentamente — al final, tu tienes olor a cenizas — una perdiz para nutrir a tres hombres que tienen hambre — y no sé cuantos chorros rojos sin cielo — solo la blancura del techo — esos rostros calcinados — manos a la obra de no sé que obra — echa (Mescal) lo que queda de sus lapices en el fuego — “No pasa nada, dice. Mañana dos perdizes. Y al final del verano, ¡miles !” Tiene ojos azules — “Hemos venido a vencer nuestra angustia y, ¡por Dios ! la venceremos” — al cruce de los chorritos — encuentra otros lapices en su bolsillo — los mira como si no fueran de su propiedad — y los echa en el fuego — “A propósito de las municiones,” digo… — pero no escuchan — esos hombres que tienen raices lejanas viven al lado de la realidad — estan persiguiendo quimeras — quimeras de palabras — las escriben muy bien — y no me disgusta leer estas cosas que no entiendo perfectamente — no tan perfectamente como lo escriben — lo que queda de los lapices se pone cenizas y las echo yo detrás de la casa — al pie de otra pared — aquí, nada de muerte — incluso hay flores — flores de verano — creo que amarillas — ¡Qué contraste ! — Me quedo allí un par de horas — y vuelvo a casa por la ventana — esta pared tiene ventana con cristales — y aquí está mi cuarto — Mis comensales alquilan la otra — la de mis padres — con las cenizas y todo — flores de plástico y cruz bien bruñida.