En Madrid, un día, se conocieron la Judía y el Judión. Eso me cuenta Judión, que es segoviano como yo. Habían ido a una charla para vendedores de cosméticos en un local del edificio España, en Madrid. Deseaban sacar algún dinerito más, un sobresueldo a su exigua paga trabajando ; ella, como administrativa, y él, como representante o vendedor de Enciclopedias por los pueblos de los alrededores de Madrid.

- Justo, hace unos días, me dijo Judión, he dejado la empresa editorial, y me encuentro en el paro.

- ¿Y eso por qué ? le pregunté.

- Pues, habíamos salido para Chinchón, a 45 km. de Madrid, cuatro vendedores, dos chicas y dos chicos, a vender una Gran Enciclopedia Ilustrada. Nos repartimos las calles para ir de puerta en puerta, pasando poco frio y mucho calor.
A mí, en muchas casas a las que llamé no me abrieron, y otras me cerraron la puerta al ver que vendía una Enciclopedia. Llegué a una casa, creo que de labradores, que me recibieron muy bien, me hicieron pasar al comedor, invitándome a tomar algo. Les dije que no, gracias. Abrí la Enciclopedia, hablándoles, obligado, de las lindezas de la misma. De que sería un apoyo y soporte para los estudios de sus hijos, de once y trece años ; chico y chica.
Yo no sé si me vieron muy indeciso en las palabras, ya que la madre, casi sin terminar la presentación, me suplicó :

- Señor, antes de que siga, dígame usted la verdad, se lo suplico. Nosotros somos pobres como puede suponer, y nos vemos muy mal para que coman nuestros hijos, y esto de meternos en un pago mensual no nos hace mucho bien, sino mucho mal. ¿De verdad es interesante y buena esta Enciclopedia para que nuestros hijos aprendan ?
A mí me dejó desarmado. Al instante, sentí un gran amor por esta familia, y les respondí :

- Señora, Señor, esta Enciclopedia es una puta mierda. Y no les ayudará para nada a sus hijos, pues acabarán más confusos y Asnos de lo que están.
Los señores me lo agradecieron, me saludaron efusivamente, y yo marché cargado con la Enciclopedia, con la intención de no llamar a ninguna otra puerta. Y no llamé.
Me fui para un bar terraza con huerto, donde habíamos quedado pasadas tres horas. Yo ya estaba decidido a dejar la editorial, pero como tenía que volver a Madrid con el coche de la empresa, junto con los demás, esperé. Más, cuál fue mi sorpresa, que se acercó una compañera, a la que yo había mirado lascivamente en el viaje, con la que esperaba yacer si hacíamos noche en Chinchón.
Según ella, equivocada, llamó a la misma casa donde yo acababa de estar, diciéndole los señores : -Antes de usted ha estado un señor que nos ha dicho muy amablemente que esta Enciclopedia que ustedes venden es una puta mierda.

- Ya sabes que por esto quedas automáticamente expulsado de la Empresa ; y no vas a cobrar las dietas, me espetó ella.

- Ya lo sé, le respondí. Deseo que volvamos pronto a Madrid, y no pienso ir a cobrar el finiquito, pues, también, es una puta mierda, y con él no tengo ni para echar un polvo, que es para lo que trabajamos.

- Lo hará usted, que yo no, me respondió.
Ya no hablamos más, ni en el viaje de vuelta a Madrid. Con esta fineza se lo dije, como ves, tanto a ella como a la familia que me tocó.
Y, ahora, como te digo, salgo con la Judía, que es de Toledo, con la que hice migas en el ascensor, cuando dejamos la charla de cosméticos, al advertir que era un cuento chino, pues tenías que vender de puerta en puerta, también, los cosméticos a mayor precio, para poder sacar para pagar el billete del metro, y poco más.
Allí, en el ascensor, le di besitos y abrazos, y mi maldita lengua jugó con la de ella, tanto,que me invitó el ir asu piso delPaseo de las Acacias, a cenar una rica cena que ella hacía.
Yo me sentía, y me sigo sintiendo, como segando el trigo con un Asno, deseando sembrar su carnal geografía cuando paso sobre ella.

- ¿Y todo te fue bien ? le pregunté.

- Pues no, me respondió. Yo la llevo a ella veinte años por lo menos. Y, a sus pies, mil reniegos echo, porque no cumplo el intento que siempre llevo ;aunque ella también tiene su culpa, su gran culpa, pues me obligamás de una vez a tirarme en marcha.