He llegado a Chetumal ya entrada la noche.
Mi padre vino conduciendo a gran velocidad desde Escárcega, porque Jorge se ha quemado la cara con el vapor del radiador del Dodge Dart.
Sinceramente, el viaje desde mi natal San Cristóbal de las Casas habia sido entretenido hasta el accidente de mi hermano, pasando por la selva negra y todo ese ambiente caluroso, después de la heladez de mi ciudad, pero después de esto, la travesía de Escárcega a Chetumal parece haber sucedido en pocos segundos, dada la desesperación de mi madre al ver a Jorge con el rostro en carne viva. Yo le veía con mucha aprehensión, espantado por el pellejo y el amasijo de carne cubriendo su rostro. Temía que jamás se recuperara. He venido con el miedo corroyendome. Al entrar a Chetumal, el sofocante calor tropical me ha aventado su bocanada a la cara.
El doctor Amaro nos ha recibido en su casa para atender a Jorge. Yo estoy, con mis otros hermanos, esperando en la sala del Galeno.
Al fin, mis papás salen con un Jorge con rostro de estarse aguantando las ganas de llorar y nos encaminamos a casa de mi tía Dina.
Al acostarme, apenas puedo dormir por el calor y la lluvia de mosquitos que me cubren.
Chetumal México, Diciembre 7 de 2019.