Escenario. En el fondo, se yerguen, enhiestas, 3 sombrías cruces. Vestido con una camisa roja y un elegante saco rojo, el Hombre permanece de pie. Al abrirse el telón, habla.

El Hombre.
Recordemos la enseñanza de la Escritura que reza así :

Y reflexionemos en esto :

¿Estamos dispuestos a llevar nuestra propia cruz ?
No es la idea popular de que, si tienes una pareja difícil, esa es tu cruz. La cruz de Jesús es renuncia a nosotros mismos. Dejar de ser el centro de todo, y entregarse en servicio a los demás. Es identificarse con Jesús, tendiendo la mano al desechado, al raro, al que nadie acepta. Es vencer a la tentación del poder por el poder. Del vicio, de la venganza, es armar a pesar de no ser amado. Jesús nos desafía a seguirle en medio de la obscuridad del pecado, del rechazo, de la burla. Su sonrisa de perdón, de amor, de bondad, nos invita a abrazar el mundo entero. El perdón que ofrece Jesús es gratuito para nosotros, a Él le costó la vida. ¿Estamos dispuestos a seguir al Maestro ?
 Él espera nuestra respuesta.

(El Hombre sonríe, y el telón cae, terminando la obra).