Escenario.

(1 Cuadro).

Varias mesas con sillas en las cuales están sentadas mujeres y hombres, elegantemente vestidos, algunas de ella, con peinados ostentosos y en el caso de ellos, con smokings muy lujosos.

Algunos de ellos platican entre sí, con cierto desconcierto

Patrisha. Aún no sé porque estamos aquí.

Roberts. (Con rostro soñador) Pareciera que fuimos convocados de todas las etnias del mundo.

Ertwen. Y de todas las lenguas

Aprisco. En mi caso, tengo algunas nociones.

Pedro. Yo sí estoy cierto de que hago acá.

Patrisha. ¿En serio ?

Ertwen. (Intrigado). ¿Cómo puedes estar tan seguro ?

Aprisco. Seguramente alguien le ha adelantado algo.

Robers. Sin embargo, el convocante no ha llegado.

Aprisco. ¿Convocante ?

Robers. Alguien tuvo que habernos invitado a todos.

Ertwen. A mí, un mozo con librea en un carruaje, me llevó una elegante misiva

Aprisco. ¿Eres de la realeza ?

Patrisha. Afortunado.

Pedro. Lo cierto es que todos tenemos algo en común.

Patrisha. ¿Algo en común ?

Somos humanos

Pedro. Más que eso.

Ertwen. No veo que tuviéramos de común, además de ser humanos.

Robers. Piensen.

Patrisha. Estoy en ascuas

Pedro. No desesperes.

Patrisha. Es que no veo la razón de esta reunión con gente que no conozco.

Pedro. No conoces a nadie, pero si sientes que tienes algo en común.

Patrisha. (Pensativa). Si. Eso sí.

(El telón cae, terminando el primer cuadro).

(Continuará)