Dice mi amigo, que es astuto, sagaz y bellaco, que, estando en el Seminario, mucho se guardaba de los pecados de la Carne, que era la única obsesión que picaba entre los curas, así como el griego y los latinajos.
 En la noche del sentido, nos cuenta, que el padre superior y todos sus con celebrantes, cual estantiguas, por la noche se ofrecían desnudos a la vista para causar miedo con sus pichas erectas, en sus manos unos vergajos hechos de picha de toro con las que azotar al pecadosus demonios.
 Él, que era un pecador empedernido, que se metía en la habitación de los otros para jugar al juego de"Adivina quién te dio", tapando a ellos los ojos, teniéndoles entre las rodillas, intentaba introducírsela a ellos hasta que el compañero conociese y acertase quien se la metía ; y se salía.
 Un año antes de abandonar el Seminario, justo cuando iba a empezar la Teología y tomar los hábitos de cura ; Seminario que abandonó según él mismo cuenta por haber sostenido con el Amado un gran combate de Lujuria y haber ganado él la apuesta que era meterse uno mismo la picha por el Ano, quedando el Amado abochornado, y muerto a la sombra de sus mismos laureles ; un año antes, como digo, y él mismo dice, sevio desnudo anteun espejo que cubría una pared del suelo altecho, enamorándose de sí mismo.
 Entre sus ropas caídas sobre el suelo hacían sexo una rata y un ratón, y de la rendija de ventilación del cuarto, también a ras del suelo, salía una voz divina que le decía :

- Hermano Ratón, tú, que sabes poco onada de dios y mucho de la Carne en Pascua Florida, despídete de ser lacayo de los curas y de llevarsu cruz hipócrita, obscena y embustera que su bien le fundan solamente, como los políticos, en engañar, robar y alucinar al pueblo.Desde hoy mudarás de religión y te pondrás la muda de Inquisidor.
Yo soy el Papa Gregorio IX.
 Al instante, me vi como Roberto de Brongre, hermoso y esbelto con mi hábito de dominico con símbolos cátaros. A continuación, yo no sé si ángeles o querubines o sacerdotes asquerosos, me penetraron unos cuantos que dijeron al sodomizarme, al estilo de los Templarios :

— Esto te lo hago al estilo lombardo y de Viterbo ; esto al estilo de Bohemia, Portugal, Bosnia y Alemania ; esto al estilo de Oriente, Gran Bretaña, Castilla y Escandinavia, dejándome el culo como un charco de patos.
 Y todos al unísono :

- "Ya eres un Inquisidor con la corona de Castilla y Aragón".
 Entonces, me erigí en Inquisidor de mí mismo, con el propósito inmediato de asegurar la ortodoxia religiosa en mi carnal geografía, escribiendo con letras de sangre en mi pene erecto "Torquemada".
 Como los Inquisidores todos, yos tenía mucha prisa al hígado. Comoboyero de san Miguel a Mayo, pedía sangre y castigo a mi culo que no era tan bendito como yo suponía. Mi picha había de convertirse en verdugo de su propio culo, pues para todoslos inquisidores que en el mundo han habido y hay, como para mí, el tormento primero es y será siempre el meterse uno mismo su propiapicha en su propio ojete.
 Debía perseguir la tentación de ser distinto, la tentación de pensar, la tentación de sentir. La Brujería se encontraba en mi culo ; esto es una Verdad de Perogrullo.Al margen de las invocaciones al demonio, los expurgos del Culo serían tan considerados como las bebidas amatorias o el Libro de la Oración de fray Luis de Granada.
 Mientras mi muslo sangraba por el cilicio puntiagudo que me apretaba, hiriendo la carne, y del que manaba sangre, yo me ponía, por obligación, en la muñeca un cencerro para que, cuando me masturbara, se oyera en el Seminario y viniera hasta mí el padre Potro, superior, y me diera esoterismo del bueno y contra natura por el Ano,
 Como Inquisidor General hice muchos milagros : además de hacer correr las liebres por el mar, las sardinas por el monte, conseguí que Dante, Bocaccio, Maquiavelo, Ariosto, Bacon y Voltaire, y Fernando de Rojas dieran por culo a las Brujas de Zugarramurdi, en Navarra.
 Pero, un día, ya me cansé, y, antes de comenzar y competir la cátedra de AsnologíaTeológica, abandoné el hábito de Sambenito y, con los escrúpulos de oficio, como los delfraile del Cantar de los Cantares, renegué y apostaté, yéndome a defecar sobre una taza de retrete en la que se leía : "Cagamos y creemos igual que ayer".
 Miré a la pared. Sobre la pared estaba escrito en color kaki :"Eres más asqueros@que yo. Firmado : la Mierda.